
por Internacional Antifascista – Capítulo Bolivia
Con absoluta claridad lo advertimos en nuestro Manifiesto de Abril: para prolongar su decadente hegemonía, el imperialismo norteamericano intensificará presiones y agresiones contra los pueblos de Nuestra América, como las que ya ejerce sobre Venezuela y Cuba. Hoy, esa embestida se despliega con fuerza contra el pueblo ecuatoriano, mediante un proceso electoral viciado y fraudulentamente conducido, tal como ha sido ampliamente denunciado.
En dicho proceso, el Consejo Nacional Electoral vulneró normas fundamentales al habilitar al entonces presidente Daniel Noboa como candidato, a pesar de que no renunció a su cargo en el plazo legal estipulado. Más grave aún, declaró un estado de excepción que facilitó una militarización desmedida, especialmente en las regiones donde su opositora, Luisa González, obtuvo una mayoría significativa en la primera vuelta, con énfasis en las ciudades más pobladas.
Noboa, un presidente transitorio con apenas un año de mandato, recurrió —bajo el pretexto de enfrentar la violencia de grupos paramilitares ligados al narcotráfico— a la intervención militar estadounidense, solicitando abiertamente la presencia del Comando Sur, el cual permanece en el país desde entonces.
Durante las elecciones, el estado de excepción fue utilizado como mecanismo de control total de las calles, permitiendo a la derecha y al propio Noboa amedrentar votantes, presionar autoridades electorales y sembrar el miedo, en clara violación a las mínimas garantías democráticas.
La situación actual revela que Ecuador ya no es un Estado de derecho. Como bien señala Revista La Raya, el país ha dejado de contar con una división de poderes real y con libertades garantizadas —salvo la de la propiedad privada—. Las instituciones están dibujadas hacia el exterior, con una fachada democrática para la comunidad internacional, mientras que hacia el interior, el control lo ejercen fuerzas militares, policiales, paramilitares y mercenarias, en convivencia con un narcoterrorismo “funcional a la carta”, que maneja el Estado tanto por vías legales como ilegales.
¿Es justo competir en tal desigualdad? La pregunta no es retórica: es un debate urgente y profundo sobre la legitimidad del proceso político en condiciones de fuerza y coacción.
Como si fuera poco, el pasado 5 de abril, el presidente Daniel Noboa ordenó un operativo militar conjunto en Guayaquil, donde participaron las Fuerzas Armadas ecuatorianas junto con asesores de mercenarios privados dirigidos por Erik Prince, fundador de la empresa Blackwater, tristemente célebre por sus crímenes de guerra en Irak y su historial de fracasos, estafas y operaciones encubiertas. La presencia de mercenarios en el proceso electoral ecuatoriano confirma que no se trata ya de una democracia formal, sino de una maquinaria represiva y privatizada al servicio del capital y la geopolítica imperial.
Desde la Internacional Antifascista – Capítulo Bolivia, expresamos nuestro más firme apoyo a las luchas del pueblo ecuatoriano y de sus organizaciones populares, progresistas y verdaderamente democráticas. Rechazamos el uso de fuerzas militares nacionales y extranjeras con fines de represión política, por parte de un gobierno transitorio que ha convertido al Estado en instrumento de control, miedo y muerte.
Esto ocurre en medio de un alarmante incremento de personas desaparecidas y asesinadas, bajo un régimen que legitima la violencia en nombre del orden y que amenaza con institucionalizar el fascismo como modelo de gobernabilidad.
Estamos convencidos de que el pueblo ecuatoriano sabrá imponerse. Frente al fascismo, el neofascismo y todas sus formas de expresión autoritaria:
¡No pasarán!
La Paz, 14 de abril de 2025