
El orden mundial imperante busca la reproducción del capital y aplasta la reproducción de la vida, su depredación agrede la Madre Tierra, al tiempo que empobrece y excluye a la mayoría de la humanidad, para concentrar las riquezas en un grupito de súper ricos.
El Comité de Oxford para aliviar la hambruna (Oxfam por su sigla en inglés), acaba de denunciar que en el planeta Tierra, entre 7.000 y 21.000 personas mueren cada día de hambre, a la vez que una quinta parte de los alimentos producidos para el consumo humano se pierde o se desperdicia en todo el mundo. Como si fuera poco, el racismo del ente sionista israelí en su ataque contra los palestinos en Gaza, usa la hambruna como arma, cuando corta el suministro de alimentos, agua y medicinas a la población civil sitiada; esto no es una guerra, sino tortura y genocidio.
El capitalismo neoliberal se impuso en el mundo, obligando a los países a cumplir las leyes de hierro del capital financiero, dejando a un lado las leyes de cada nación. Así, arruinan lo que han llamado como «sistema democrático» y empoderan a la oligarquía de cada país para que, como hace Petro en Colombia, desperdicie el dinero del Estado en el Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de la Deuda Externa), mientras no cubre al Gasto Social (salud, educación, servicios). Por esto, Colombia sigue siendo el segundo país más desigual del continente y por esto mismo, sigue creciendo la pobreza y la miseria en el país, para que los banqueros nacionales y extranjeros sigan obteniendo altas ganancias.
El compromiso del actual gobierno con los dictados del Fondo Monetario Internacional (FMI), lo obliga a destinar este año 125 billones de pesos para pagarle la Deuda Externa; 59,4 billones de ellos solo como pago de intereses, dejando las migajas para cubrir la Deuda Social, mismas que se desperdician por la ineficiencia, clientelismo y corrupción que aquejan al gobierno de Petro. Por ejemplo, en el programa de adjudicación de tierras al campesinado para el 2024, la burocracia del actual gobierno solo ejecutó el 50 por ciento, por esto, para el 2025 recibió 5 billones menos. Igual ocurrió con el programa de inclusión social, cuyo presupuesto, por falta de ejecución, pasó del 2024 al 2025 de 15,1 billones a 10 billones. En el Departamento de Prosperidad Social, también por igual razón, pasó de 10,7 billones a 5,6 billones.
En esta campaña para las elecciones presidenciales del 2026, los sectores que en sus programas anuncian cambios para terminar con la pobreza y la desigualdad, para que el régimen oligárquico y el imperio norteamericano acepten su ingreso a la institucionalidad estatal, deberán aceptar los dictados del FMI, como lo hizo Petro, quedando de nuevo sin pagar la Deuda Social. Y si ganaran el gobierno, vendrían otros 4 años en que los ricos terminarán más ricos, mientras habrá más millones de pobres sufriendo una hambruna mayor. De hecho, este sería otro gobierno en contra del pueblo. El gran líder revolucionario, Camilo Torres, sobre estos gobiernos, decía:
«Cuando hay una autoridad en contra del pueblo, esa autoridad no es legítima y se llama tiranía. Los cristianos podemos y debemos luchar contra la tiranía (…) Es necesario, entonces, quitarles el poder a las minorías privilegiadas para dárselo a las mayorías pobres. Esto, si se hace rápidamente es lo esencial de una revolución, la revolución puede ser pacífica si las minorías no hacen resistencia violenta; la revolución, por lo tanto, es la forma de lograr un gobierno que dé de comer al hambriento, que vista al desnudo, que enseñe al que no sabe, que cumpla con el amor al prójimo no solamente en forma ocasional y transitoria, no solamente para unos pocos sino para la mayoría de nuestros prójimos. Por eso la revolución no solamente es permitida sino obligatoria para los cristianos que vean en ella la única manera eficaz y amplia de realizar el amor para todos».
Comando Central del Ejército de Liberación Nacional de Colombia, ELN