
por Andrés Figueroa Cornejo
El 27 de junio pasado, el Instituto de Salud Pública de Chile (ISP) sufrió un ciberataque masivo que echó abajo el sistema informático y las funciones en red de la entidad por alrededor de una semana, y a casi un mes del hackeo, todavía no se resuelve la crisis. En otra dependencia del Estado tal vez no resultaría tan grave, pero el ISP «es el organismo de referencia del Estado, que promueve y protege la salud de la población, fortaleciendo el control sanitario a través de la vigilancia, autorización, fiscalización, investigación y transferencia tecnológica (…), cumpliendo ello con altos estándares de calidad, transparencia, innovación y equipo humano comprometido con el servicio público», según su maltrecha página web. O sea, está en juego la vida de las personas.
El hecho se convirtió rápidamente en el gatillante para que las tres agrupaciones de funcionarios del ente sanitario decidieran unirse y llevar adelante una movilización este 23 de julio, donde entregaron a la directora del servicio, Catterina Ferreccio, un texto con las demandas acumuladas durante largo tiempo.
En el acceso al ISP se colocó un letrero que rezaba «Renuncia directora, la dignidad no se hackea». Junto al cartel, el presidente local de la Federación Nacional de Trabajadores de la Salud (Fenats-Unitaria), Luis Caroca, explicó que «la gestión de la directora se ha caracterizado por una dejación de los problemas de los trabajadores y de la propia función de la institución que finalmente redundan en esta contingencia informática que afecta a la salud pública» y agregó que, «esto significa que se rompe la normalidad de nuestra labor y no se pueden autorizar ciertos medicamentos, ni resolver las regulaciones y trámites que hacemos en todos las materias sanitarias».
– ¿Y a qué se debe?
«En instituto ha tenido una pobre preparación para enfrentar estas contingencias. Asimismo, hay que tener en cuenta que ha habido dos reducciones del presupuesto desde el Estado hacia el ISP, una el año pasado y otra el 2025. De hecho, el ajuste ejecutado por el gobierno es equivalente a una contracción de 600 millones de pesos para el área informática.»
– ¿Qué es lo más grave que ha ocurrido tras el ataque cibernético?
«La pérdida de datos. Ello implica un alto impacto en la población en general. Es más, hace sólo un tiempo, el Ministerio de Salud permitió la producción, distribución y el uso de productos farmacéuticos contaminados, lo que produjo muertes en Chile, y donde el ISP no tuvo nada que ver.»
«¿Cómo podemos avalar esta gestión?«
Por su parte, la presidenta de la Asociación de Profesionales del ISP (Aprus), Alejandra Arenas, precisó que los empleados se encuentran movilizados porque, frente al ciberataque, «la dirección no ha tomado las medidas suficientes. Aquí el hackeo secuestró los tres servidores del instituto, lo que impide acceder a la base de datos, a los exámenes y a las prestaciones que se realizan habitualmente», y añadió que el portal web de la entidad fue capturado y «ningún usuario puede ingresar virtualmente a hacer sus trámites o solicitar servicios. Asimismo, durante los días en que cayó el sistema completamente, no se pudieron efectuar los registros de importación de medicamentos e insumos médicos. Como el ISP es un centro de referencia altamente especializado, todos los problemas farmacológicos de las redes de atención públicas y privadas de salud son derivados hacia acá, con el fin de ofrecer un resultado adecuado que permita un manejo clínico de los pacientes».
– Tú trabajas en el sector de trasplantes de órganos. ¿Qué ocurrió?
«Afortunadamente, nosotros contamos con un sistema aparte de la institución, a prueba de contingencias. Ahora bien, la gestión y movimiento de las listas de espera, el ingreso de los pacientes cuando existe un donante cadavérico no fue afectado, pero sí ha repercutido en el acceso de los pacientes nuevos porque tardamos mucho más en informarles el resultado de sus exámenes. Ahora mismo, para ese servicio tenemos que usar… ¡excel básico! Es decir, estamos trabajando ‘con máquinas de escribir’.»
Arenas indicó que el ciberataque «sólo fue la gota que rebalsó el vaso», debido a que la dirección, desde que asumió el cargo, ha carecido «de liderazgo, información, comunicación y compromiso institucional con los diversos equipos del ISP. No hemos tenido un lineamiento claro y coherente en el plano político institucional. La directora Catterina Ferreccio quiere únicamente un departamento de vigilancia y epidemiología, y el resto de los departamentos quedó botado. Concretamente, cada funcionario jefe de departamento hace lo que puede. La directora carece de una perspectiva integral del ISP. Y ello golpea directamente a los pacientes con otras dolencias que ni siquiera tienen idea de lo que está pasando. ¿Cómo podemos avalar esta gestión?».
«Esto es una catástrofe»
Para la presidenta de la Asociación de Funcionarios del ISP (Afisp), Alma Belmar, «la actual directora es una persona que lleva un año en el cargo, pero todavía no es parte de nosotros porque nos ve desde afuera. Ella es una renombrada académica, pero el ISP está al final de sus prioridades».
Belmar afirmó sobre el hackeo masivo sobre la entidad que «de un momento a otro se cayó el sistema y fue secuestrado totalmente. Al paso de los días, se han debido construir desde cero algunas cosas y rescatar información que, con suerte, estaba respaldada. Para mí esto es una catástrofe, un apagón».
– ¿Y cómo ha tomado esta ‘catástrofe’ el funcionario común?
«La gente está muy afectada porque ha perdido información, investigaciones de años y valiosos productos de su trabajo. Como si fuera poco, los jefes de departamento, que no son especialistas en informática, han debido asumir las tareas de reconstrucción. Pero eso no puede ser así. Al ISP lo podemos levantar entre todos. Debe existir una participación de las distintas áreas técnicas.»
Consultada sobre los recortes presupuestarios de Hacienda y sus consecuencias en la institución, Alma Belmar, aseguró que «aquí no se repusieron los cargos de las personas que jubilaron o renunciaron, se congeló la movilidad de la carrera funcionaria; se reajustaron los montos destacados para viáticos y pasajes, etc. Nos falta dotación de personal».
En la calle Marathon 1000, a pasos del Estadio Nacional, se levantan las dependencias del ISP donde las y los trabajadores se mueven con la unidad y los objetivos que ya querrían para sí muchos equipos de fútbol que juegan en la cancha del coliseo más importante de Chile.

Asamblea de funcionarios

Principales dirigentes gremiales
* Las imágenes fueron tomadas por el autor de la nota y son de libre disposición