
por Luis Casado
Ayudándolo a sentir… Tan bueno que era… Los mejores se van antes… No se veía tan viejo… Todo está en las manos del Señor… Dios lo acoja en su seno…
Más de alguna vez escuchaste estas frases hechas, usadas, abusadas, desgastadas, tristes banalidades para despedir a un finao, llamado antes de tiempo a formar parte del paisaje por la gracia del Pulento.
Lo curioso es que no se oye una sola voz lamentando la muerte del libre mercado y su sustitución por un “modelo” algo ajado, tan viejo como los australopitecinos, el Homo heidelbergensis y el Homo erectus pero laboriosamente reivindicado y restaurado por el Donald: el proteccionismo, también conocido en los círculos académicos como “Donde te pillo te cago”.
Los patéticos propagandistas de la libre competencia pura y perfecta, los profetas de la Ley de la oferta y la demanda, los entusiastas partidarios de la desregulación y de las privatizaciones, los corifeos de la globalización, los enemigos de la “permisología”, los adalides del desmadre, los adictos al juego del beto-beto, tu te agachas y yo te la meto… no dicen nada.
El Donald hace y deshace, se caga en la madre que los parió a los arriba descritos y nadie dice nada.
La más reciente hazaña: el Donald le impuso a la Unión Europea sus aranceles por cojones, le exige “une petite gâterie” a Ursula von der Leyen, esa tipa nombrada a dedo “presidente” de Europa, “petite gâterie” que la interesada se muestra muy inclinada (es la palabra) a satisfacer ante la incredulidad y la estupefacción de políticos, empresarios, académicos, banqueros y otros mercaderes del Viejo Continente.
La prensa europea comenta, avergonzada:
El 27 de julio de 2025 pasará a la historia de la Unión Europea como un día negro. Porque es la fecha en la que firmó su capitulación económica ante Estados Unidos. En “esta negociación aduanera” y el “acuerdo” alcanzado queda de manifiesto hasta qué punto se ha sometido la Comisión Europea a los dictados del presidente estadounidense. (El País. Madrid, 29 de julio 2025).
Le Monde, vespertino parisino, da a conocer la reacción del Primer Ministro francés François Bayrou que pasa por ser un picha floja:
Derechos de aduana: François Bayrou denuncia una “sumisión” después del acuerdo comercial entre Donald Trump y Ursula von der Leyen… Este acuerdo suscitó fuertes protestas en Francia. “Es un día sombrío el que una alianza de pueblos libres, unidos para defender sus valores y defender sus intereses, se resuelve a la sumisión”.
Bayrou podría haber puesto su veto al pinche “acuerdo”, pero ya quedó dicho: es un picha floja. ¿Y los otros?
Benjamin Haddad, ministro delegado encargado de Europa deploró un “acuerdo desequilibrado”, y alertó de un “derrumbe” de los europeos si “no se despiertan” frente a EEUU que “escogieron la coerción económica y el completo desprecio de las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC)”.
Reglas que la Unión Europea se pasó por la entrepierna para aplicarle sanciones a Irán, a Rusia y a quién el Donald les ordene. ¡Sanciones que destruyen la economía de la Unión Europea!
Sin entrar en demasiados detalles, el “acuerdo” entre el Donald y la Ursula prevé que los productos yanquis entren libremente en la Unión Europea, y que los productos europeos paguen “sólo” un 15% de derechos de Aduana para entrar en EEUU.
La UE se compromete además a comprar 750 mil millones de dólares de la muy cara energía yanqui en tres años, y a invertir 600 mil millones de dólares en EEUU. A eso le sumas 850 mil millones de dólares de compras forzadas de armamento yanqui… y ese es el “acuerdo” que le puso fin definitivamente al libre mercado, a la libre competencia, a la transparencia, a la soberanía, y al invicto de los líderes europeos que se dejaron garchar sin decir esta boca es mía.
Mientras tanto, en Chile, donde los adoradores del libre mercado se hacen chiquititos ante los aranceles que el Donald quiere imponerle al cobre, toda la clase política dice en coro: “No se oye padre”.
Y espera – junto a los valerosos empresarios – que finalmente el Donald diga: “No se asusten, estoy weveando…”. O sea haciendo lo que los empresarios y el gobierno chileno practican cada día mientras olvidan que detrás hay todo un pueblo al que le cuesta llegar a la mitad del mes.
Dicho lo cual regreso a lo que importa: el sensible fallecimiento del libre mercado, sobre el cual nadie dice nada.
Antes de ponerle unas florecitas se me ocurrió un epitafio apañado:
Aquí yace el libre mercado, en nombre del cual practicaron y practican el peor saqueo de la Historia de la Humanidad. Requiescat in pace.
Imagen, Pixabay