
por Fernando Méndez
El golpe de Estado del 2019 inicia una etapa de desmontaje del Estado Plurinacional de Bolivia. Desde ese momento el Sistema Judicial Boliviano da doctrinalmente un viraje manifiesto al ejercicio judicial liberal capitalista patriarcal, dando lugar al “patronaje doctoral” de la república colonial pasada, en busca de impunidades a los crímenes de lesa humanidad cometidos en Huayllani, Senkata y El Pedregal, bajo el silencio e inacción de la asamblea legislativa y el ejecutivo, que no ejercen legislación y acompañamiento al artículo 111 de la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia y convenios internacionales.
Treinta y ocho asesinados, ochocientos heridos, mil quinientos detenidos, asesinato del periodista argentino Sebastián Moro, son invisibilizados por una gigantesca campaña de los medios de información y sus anexos (redes sociales), mostrando a las y los autores del genocidio como si estuvieran siendo procesados por delitos comunes, atentando contra nuestros pueblos en su memoria y verdad de haber sido víctimas de crímenes de lesa humanidad.
La verdad de nuestros pueblos es aquella que pretenden ocultar, mentir o maquillar. Bolivia sufrió un quiebre racista y misógino cuya base principal fue Cochabamba. Allí humillaron al mejor estilo de las juventudes hitlerianas (R.J.C) a la alcaldesa de Vinto, para infundir terror y miedo, se persiguió y golpeó a mujeres por su procedencia cultural, se rompió la constitucionalidad con el motín policial, se quemaron símbolos de nuestra plurinacionalidad. Esa es la verdad que pretende callar el fascismo que se instaló con el golpe de Estado del 2019.
La justicia es parte de nuestro ser como habitantes de estas tierras, como seres pertenecientes a culturas de paz, armonía y reciprocidad. Restaurar a las familias que perdieron a sus seres queridos ese fatídico noviembre del 2019 es un deber de nuestros pueblos.
La Coordinadora Memoria, Verdad y Justicia llevo a cabo 208 jornadas los viernes en la plaza principal 14 de septiembre y estará en movilización permanente hasta que se haga justicia.