
por Luis Casado
Tengo el profundo pesar de anunciar – con algún retraso – el sensible fallecimiento de uno de los personajes más generosos y leales que jamás vieron la luz en medio del muy nutrido jardín de los creadores, artistas, dibujantes, ilustradores y caricaturistas chilenos, en cuyo seno contamos una profusión de genios – reconocidos o no – que le dieron a nuestra niñez el privilegio de esperar ansiosos, cada semana, la aparición de sus historietas sin las cuales nuestra niñez y adolescencia hubiesen sido insosteniblemente grises, amén de sometidas al imperio exclusivo del ratón Mickey y/o del pato Donald, hasta la llegada, no por indeseada menos real, del Donald actual. Se trata, como tal vez ya adivinaste, de la demasiado temprana desaparición del muy vernáculo Don Chuma, producto del genio del insustituible Pepo.
Un compadre así, todos deseamos tenerlo algún día: hombre entero, leal y confiable, oportunamente presente cada vez que el carácter aleatorio de una vida tan llena de cototos, desastres y malos ratos se hace un deber de enviarnos un apuro, un ahogo, un apremio, una estrechez, una urgente necesidad, la inesperada cagada de más que nos angustia y atormenta, ante la cual los ruegos y oraciones al Señor, a la Virgen María y a los santos apóstoles resultan tan inocuos como el ibuprofeno contra el cáncer pancreático o el agua de flores pectorales para curar la shigelosis bacilar, infección intestinal aguda provocada por microorganismos gram-negativo de la especie de Shigella.
Don Chuma, esa tabla de salvación que nos evitaba la Tía Rica, los usureros, los prestamistas como esa Aliona Ivanovna que lucra con los miserables en Crimen y castigo, con la frase proverbial: “No se preocupe por gastos compadre, para eso su compadre tiene…”
No oso afirmar que la ausencia de Don Chuma sea LA mala noticia. Como siempre, las necesidades del personal – gracias a la infinita voracidad de los mercados – se transforman en un negocio. Tú ya sabes, “Los intereses privados hacen la virtud pública”: Bernard Mandeville, en “La Fábula de las abejas” (1705): El egoísmo impulsa a la acción, mientras que la moral invita a la letargia. Es pues la dinámica de los intereses particulares la que estimula la prosperidad de una sociedad, según el teórico holandés que inspiró a Adam Smith.
LA mala noticia es que Don Chuma fue oportunamente sustituido por la ubicuidad del crédito, que si le crees al mundo de las finanzas es una suerte de panacea penicilínica buena para todo, incluso aquello. Gracias al crédito es posible exprimir lucro, o sea sacar plata de los bolsillos, incluso de quienes no tienen ni uno. La plaza de Santiago dispone de un puñado de empresas cuya publicidad señala que te protegen de tus deudas (sic), no hace falta ni siquiera ponerle flores a San Antonio, patrono de las cosas perdidas (excluida la dignidad) y de los deudores: Libérate de las deudas con abogados expertos en deudas. Estrategias legales a tu medida para salir del endeudamiento. ¡Tu primera asesoría es gratis!
Como si fuese poco, el crédito es contemporáneamente un acto de beneficencia y un inmejorable negocio. Si no me crees lee esto, proveniente de una fructífera empresa del sector financiero:
Deuda Privada: Una herramienta para la integración y desarrollo social
La necesidad de financiamiento alternativo ha impulsado el crecimiento de la deuda privada, transformando el acceso al capital y fomentando el desarrollo económico y la innovación en diversos sectores.
El crecimiento de la deuda privada ha sido notable en los últimos años, impulsado por la necesidad de financiamiento alternativo ante las limitaciones del crédito bancario.
Nuestro compromiso se ve reflejado en proyectos habitacionales con subsidios DS19, que facilitan el acceso a vivienda digna, y en iniciativas que llevan el acceso a créditos a segmentos sub-bancarizados, apoyando a personas, familias y pymes, con miras al progreso del país. Asimismo, la asociación con la Fundación Sentido refuerza nuestro enfoque en generar un impacto social positivo.
Las consecuencias del uso masivo del crédito, forzado por la cuasi eliminación del Estado de los servicios sociales, la desregulación de la actividad económica, los bajos salarios y la desprotección en una sociedad caracterizada por la masiva concentración de la riqueza en pocas manos y una injusta distribución del producto, son preocupantes para utilizar un término comedido:
“…el Fondo Monetario Internacional (2019) estima que en términos globales un 65 % de los hogares chilenos posee algún tipo de deuda, siendo los de mayor endeudamiento en Latinoamérica, equivalente a un 44 % del Producto Interno Bruto. Son justamente estas familias las más expuestas al sobrendeudamiento. Un estudio reciente de la CMF (2021) observa que “la proporción de hogares sobrendeudados es mayor entre aquellos sin deuda hipotecaria, en comparación a aquellos con deuda hipotecaria” (51,2 % versus 30,6 %).” (Libro: La deuda en América Latina y el Caribe.Julio C. Gambina y Héctor Torres. Clacso).
Dicho en otras palabras, las familias se endeudan para satisfacer sus necesidades básicas. La ya citada fructífera empresa del sector financiero lo expresa del modo siguiente:
¿Cómo afectan las deudas a las familias?
El endeudamiento excesivo puede tener graves consecuencias económicas para las familias. Algunas de ellas incluyen: Dificultad para llegar a fin de mes: Los altos pagos mensuales pueden agotar los ingresos disponibles.
Lo que recuerda al humorista francés Coluche, quien, recordando su infancia en una familia pobre, decía, “Cuando yo era un niño, en la casa lo más duro eran los fines de mes… ¡Sobre todo los últimos treinta días!”
Si el FMI está en lo cierto, los hogares chilenos deben la poquedad de unos U$ 132 mil millones, lo que resulta bastante coherente con lo que Mario Marcel sostuvo el 30 de abril pasado (seminario de Cajas de Chile), apoyándose en un informe elaborado por el Banco Central, que reveló que el ahorro de los hogares ascendió al 5,6% del Producto Interno Bruto (PIB) y, además, que la deuda de estos alcanzó el 47,2% del PIB.
El entonces ministro de Hacienda aprovechó la oportunidad para auto celebrarse y “destacó a Chile por el nivel de inclusión financiera que, según mencionó, es superior al de otros países de la región e incluso al de otros países con igual nivel de desarrollo.”
Inclusión financiera se define como ser víctima de los organismos crediticios que, según el propio MM, son a la vez “una oportunidad y un riesgo”.
Gracias a MM “… por lo menos 7.000 personas que estaban altamente endeudadas pudieron reestructurar sus deudas”. O sea 7.000 personas de un total de 1.300.000 según el FMI, úsease un 0,53%. ¡Un éxito total!
Otra empresa del sector dedicado a vivir de las deuda del prójimo lo pone algo más crudamente:
¿Cómo afectan las deudas a las familias chilenas?
Las deudas son una realidad cotidiana para muchas familias chilenas. La cultura del crédito ha penetrado profundamente en la sociedad, permitiendo a las personas acceder a bienes y servicios que, de otro modo, serían inalcanzables. Sin embargo, esta dependencia del crédito puede tener consecuencias significativas. En este artículo de Deudas.cl, exploramos cómo afectan las deudas a las familias chilenas, desde un punto de vista económico, legal y psicológico.
En Chile, el uso del crédito está ampliamente extendido. Las tarjetas de crédito, los préstamos personales y las líneas de crédito son herramientas financieras comunes. Según datos del Banco Central, el endeudamiento de los hogares chilenos ha aumentado considerablemente en los últimos años. Esto se debe a factores como la facilidad de acceso al crédito y el alto costo de vida.
Las familias chilenas se endeudan por diversas razones. Entre las principales se encuentran:
Educación: Financiar estudios universitarios.
Vivienda: Acceder a la casa propia.
Consumo: Compra de bienes y servicios.
Emergencias: Gastos médicos inesperados.
(los subrayados son míos)
El tema no nació ayer: el 28 de julio del año 2020 El Mostrador publicó una nota de Álvaro Díaz, ex Embajador de Chile en Brasil, en la que el autor declara que “… la deuda de los hogares creció rápidamente entre 2003 y 2019. En efecto, en este período la deuda de este sector creció al 6,2% anual hasta llegar al 74,9% del ingreso disponible, lo que representa el 55% del PIB. Los datos para el trimestre enero-marzo 2020 indican que esta deuda siguió creciendo, pero el shock de COVID-19 hará crecer más rápidamente la ratio deuda/ingresos disponibles en los trimestres abril-junio y julio-septiembre, porque hay una abrupta caída de los ingresos de las familias.
En este contexto, los créditos y las reprogramaciones de créditos solo podrían elevar el stock de deuda de los hogares que bien podría superar el 100% sus ingresos disponibles hacia fines de año. Al mismo tiempo, el 56 % de la población nacional tiene morosidad financiera y estudios estiman que 1 de cada tres chilenos endeudados caerá en morosidad y los que los registros de morosidad superarán ampliamente los 5 millones con incumplimientos de a lo menos una cuota.”
(los subrayados son míos)
Álvaro Díaz, inspirado en algunos países europeos que conocieron problemas similares, reclamó medidas radicales (p. ej. moratoria de la deuda de los hogares en todas sus formas). Se ve que o bien no le escucharon, o bien escuchándole sacaron conclusiones diferentes y hasta opuestas: la pobreza de los pobres y la miseria de los miserables es otra “oportunidad de negocio”.
Así lo entendieron empresas de asesoría financiera que se auto promueven urbi et orbi:
El impacto de las deudas a las familias chilenas es profundo y multifacético. No solo afecta la economía doméstica, sino también la salud mental y las relaciones familiares. Es crucial entender la legislación vigente, adoptar buenas prácticas financieras y buscar apoyo cuando sea necesario.
Recuerda que nada es tan terrible. ¡En Deudas.cl estamos para ayudarte!
Freud y Einstein, desde diferentes perspectivas, sugirieron que repetir las causas no ayuda. En palabras de Einstein, “No se puede resolver un problema desde el mismo nivel de consciencia que lo creó”.
La “inclusión financiera” está en el origen del mal, y MM puede decir lo que le salga de la calabaza pero la cuestión del sobre endeudamiento no se resuelve incrementando el gasto de los hogares pagando asesorías.
En una crónica publicada el 08 de junio pasado por el diario madrileño El País, la socióloga chilena Pierina Ferretti aborda las razones de fondo, citando al filosofo italiano Maurizio Lazzarato:
Los efectos sociales y psicológicos del endeudamiento son tan hondos que han sido abordados latamente por la sociología y la filosofía contemporánea. En ‘La fábrica del hombre endeudado’, el filósofo italiano Mauricio Lazzarato comparte una ilustrativa reflexión acerca de cómo la deuda se ha convertido en la forma más eficiente de realizar una sideral transferencia de recursos desde los Estados y desde las personas comunes y corrientes hacia la minoría supermillonaria que está detrás de las instituciones financieras globales.
Eso se llama poner el dedo en llaga: el título de la nota de Pierina Ferretti no esquiva el bulto:
La izquierda en el país de las deudas
Las candidaturas que hoy se disputan la representación de la izquierda y el progresismo
en la próxima elección presidencial, ¿tienen propuestas frente al endeudamiento?
Tales preguntas se hacen públicamente cuando ya se conoce la respuesta: ¡NO!
Sería difícil insinuar que Pierina Ferretti, o su Fundación Nodo XXI, son “radicales” en el sentido en que emplean esa palabra en Chile, como sinónimo de extremistas. Si lo fuesen, de partida, el diario El País ni siquiera hubiese considerado publicar su nota. Y basta con su lectura completa para comprender que la autora no preconiza el fin del capitalismo.
Pasa simplemente que la cuestión de la deuda privada, en particular la de los hogares chilenos, llegó a un nivel tal que constituye un peligro para la estabilidad del sistema y de la viabilidad del ‘modelo’.
Dicho de otro modo es el talón de Aquiles de la “exitosa” experiencia chilena, y aún más allá, del modelo neoliberal llevado al límite.
Las crisis financieras suelen estar en el origen de turbulencias económicas, disturbios sociales e incluso de revoluciones (como la Revolución Francesa de 1789, generada entre otros por la inmensa deuda generada por la monarquía mediante el consumo suntuario).
La crisis de los años 1981-1982 generada por la intervención de los Chicago boys en la economía del país llevó la deuda externa por encima de los U$ 17 mil millones, el PIB cayó en un 14,3% y el desempleo subió al 23,7%. El ingreso per capita regresó al nivel que tenía en 1960.
¿Merece la pena recordar la crisis financiera planetaria del 2008 y sus terribles consecuencias?
En ambos casos pagó Moya, o sea los Estados, la sociedad toda, mientras el sistema financiero fue reconstruido con dinero público para felicidad de una banca y un sistema financiero irresponsables.
La relativa indulgencia para con los deudores morosos, que contribuye a ampliar y a profundizar el crédito y con él la fragilidad del sistema, fueron brillantemente expuestos en una frase del nuevo ministro de Hacienda Nicolás Grau: “Las convicciones que tenemos son firmes, pero somos flexibles y pragmáticos.”
Para evitar – por ahora – el hundimiento del sistema financiero no te queda otra Nicolás. Porque recurrir a más retiros de las AFP es otra vuelta de tuerca. En el garrote vil.