
por Antonio Abal O.
Siete de la noche, sábado 29 de marzo, lluvia copiosa acompañada de truenos y centellas. Con ese fondo, comenzó el diálogo previsto para recordar los 45 años del asesinato de Luis Espinal y Arnulfo Romero. El lugar de encuentro. el Café Semilla Juvenil de larga historia en su trabajo de crear conciencia crítica.
Para disipar el clima lluvioso, Álvaro A del Flores, un juglar de este tiempo, interpretó canciones de su propia hechura y algunas muy conocidas, en justa armonía con el tema del encuentro y luego comenzó el diálogo que nos tocó motivar.
Hablar de Luis Espinal en sus diversas facetas es un desafío de horizonte, más allá de los modestos esfuerzos para puntualizar una arista de una vida comprometida con la vida. Elegimos hablar de su gran aporte a la comunicación, que enfocada desde el cine, cubre el inmenso campo que hoy tiene un poder sobrecogedor. Estamos hablando de ese poder que sabe, que conoce las estructuras cerebrales y va directamente ahí. Es un ataque artero pues no somos conscientes de este mecanismo que hoy es el mejor instrumento de conquista y sumisión.
Espinal describió esa relación entre el espectador y la imagen, en el proceso que desierta las emociones, nobles y perversas en el ser humano, esa eterna pulsación entre Eros y Tánatos, y como nosotros espectadores activos no tenemos los medios para defendernos de esa invasión que nos habita. Espinal nos dirá: “Existe un falso mito sobre la pasividad total del espectador cinematográfico. Pero es una idea falsa; porque el espectador está enormemente activo ante la imagen en movimiento; el espectador desarrolla una gran actividad proyectiva (…) Es un hecho de todos conocido que el espectador cinematográfico queda subyugado por las imágenes, como vaciado de sí mismo y alienado”.
Hoy el mundo entero se ha convertido en una gran cúpula que contiene millones de esas relaciones, no ya en una sala cinematográfica, sino pegados a la diminuta pantalla de un celular, repitiendo esa misma relación descrita por Espinal. Entonces, ¿cómo no plantearnos la vigencia plena de la obra de Espinal?
En el análisis de Espinal respecto a la relación de espectador e imagen, hace énfasis en el tema de la subjetividad, tema central hoy en la comunicación. “La perceción subjetiva es necesaria para dar realismo a la imagen, es decir la emoción”, en esta relación el estado parahipnótico, logra el efecto esperado, dinamizar las emociones, hacer partícipe al espectador: “El espectador abandona la butaca entra en la pantalla y es parte de la acción”. Pero ¿qué es ese estado parahipnótico? Espinal lo describe como un momento de “gran sugestionabilidad..(…) Este estado le impele a participar activamente en la acción, no con reacciones de tipo práctico, sino de tipo emotivo y proyectivo”. Aquí cabe un apunte en los sucesos del año 2019. Entonces, se utilizó de manera estratégica este fenómeno de “gran sugestionabilidad” a través de las redes sociales logrando que la subjetividad actué prácticamente.
Actualmente cuando vemos a las personas “pegadas” a su celular, ¿no estamos repitiendo ese estado parahipnótico? Claro que sí, y los objetivos son los mismos a saber: la imitación de conductas. Espinal nos dice: “El espectador se libera de las fuerzas inhibitorias de su subconsciente y abandona la autocensura su centinela, el superego afloja la censura y entonces aparece el yo salvaje. (…) El espectador queda sin autodominio y aparecen los bajos fondos, estos sótanos de la personalidad que procuramos ocultarnos nosotros mismos”. Por este motivo las redes sociales actuales son esa catarsis de esta liberación de los sentidos.
Espinal, como formador de conciencia crítica nos estaba describiendo el futuro, especialmente del rol de la comunicación y su efecto en nuestras conductas. Por supuesto que entonces el gran competidor del cine era la televisión. “Aparentemente, como un paso más en la evolución del cine, ha aparecido la televisión. La TV que ha heredado todos estos rostros del cine, ha añadido a todos ellos su posibilidad de entrar en el hogar, para hablar al espectador individual. Además, la televisión puede informar y hacer ver lo que sucede en este instante”. Si la TV ingresó a los hogares, el celular ha individualizado mucho más la relación espectador-imagen, por lo tanto, incrementando el efecto en la subjetividad de todos nosotros.
Espinal a través de su trabajo periodístico y su compromiso de cristiano militante por la vida, nos dio todos los elementos para tener mecanismos de defensa frente a la “batalla por la conquista del cerebro” que es lo que hoy se denomina batalla cultural y es la forma moderna de implementar la geopolítica de la desmemoria.
Año de la muerte o resurrección del Estado Plurinacional